En los años 50, en algunas partes de La Habana la cobertura eléctrica era bastante buena en comparación con muchas otras ciudades latinoamericanas, lo que permitía que muchos hogares tuviesen radios, ventiladores, refrigeradores importados, etc.
Las casas de clase media-alta contrataban cocineras, choferes, jardineros: había una domesticidad bastante extendida en ciertos segmentos sociales, aunque sus condiciones de vida (salarios, vivienda) muchas veces eran muy humildes.
Los automóviles americanos clásicos (Cadillac, Chevrolet, Ford) abundaban: eran símbolos visibles de estatus, se importaban mucho, y se les daba mantenimiento cuidadoso.
El transporte público: los “almendrones” (autos antiguos modificados) no eran aún tan populares como surgirían después; el transporte urbano variaba mucho entre zonas modernas y zonas marginales.
La moda estaba fuertemente influenciada por estilos de EEUU / Europa: ropa importada, revistas extranjeras, peinados, maquillaje; sin embargo, en barrios menos pudientes la gente vestía con lo que se tenía, ropa casera, sobras de tela, adaptaciones locales.
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